Ingredientes
1 barbero ladrón
1 bruja alcahueta (al más puro estilo celestinesco, si es que esa palabra existe)
1 amigo rico (un McPato buena onda)
1 licenciado tacaño (de esos que se pueden encontrar en los despachos de hoy en día)
3 kg. de personajes despreciables y burlones (de preferencia estudiantes)
1 verdugo vividor
1 político loco (como los que abundan en el gobierno mexicano)
1 "diestro verdadero" o, en palabras más vulgares, maestro del esgrima
1 clérigo del s. XVII (que se sienta poeta)
1 soldado (de ser posible que esté muy sediento de sangre)
1 ermitaño
2 kg. de pícaros y rufianes
1 dama rica (que se llame Doña Ana)
8 litros de símbolos
587 cucharadas (de las grandes) de humor negro
54 toneladas de críticas sociales
Preparación
1. Hervir a fuego lento al barbero ladrón. Cuando el barbero esté bien caliente meter a la bruja alcahueta al mismo caldo. Esperar nueve meses al nacimiento de Pablos.
2. En una olla aparte verter 2 litros de símbolos, añadir 200 cucharadas de humor negro y 18 toneladas críticas sociales; hervir a fuego lento hasta que el caldo se vea homogéneo.
3. Añadir al caldo anterior a Pablos, al amigo rico y al licenciado tacaño. Mientras tanto cortar finamente los 3 kilos de personajes despreciables y burlones.
4. Hacer una salsa espesa licuando 2 litros de símbolos,187 cucharadas de humor negro y 18 toneladas de críticas sociales con el verdugo vivir, el político loco, el maestro de esgrima, el clérigo poeta, el soldado sangriento y el ermitaño.
5. Cuando el caldo comience a burbujear añadir los 3 kilos finamente cortados de personajes despreciables y esperar a que Pablos tome un color más oscuro. Cuando esto suceda, sacar a Pablos del caldo.
6. Untar a Pablos con la salsa previamente preparada. Dejar reposar media hora.
7. Mientras se deja reposar a Pablos se debe preparar una masa revolviendo a mano limpia los 2 kilos de pícaros, la dama rica, 4 litros de símbolos, 200 cucharadas de humor negro y otras 18 toneladas de críticas sociales. Cuando la masa esté lista envolver a Pablos con ésta.
8. En un refractario hornear a Pablos durante 1 hora a 180 grados Celsius.
Notas:
1. Es porción para una persona. Se recomienda comer caliente. Se puede acompañar de una ensalada César y vino tinto.
2. No es apto para estómagos delicados o corazones blandos.
3. Es necesario tomar en cuenta que si bien es un platillo que critica a la sociedad española del s.XVII; sin embargo (y no es por criticar a mi estimadísimo Quevedo), son visibles las precauciones que tiene Quevedo para no terminar en la Inquisición. Al menos espero que esas sean las razones y no un aristocratismo exacerbado.
4. No es un platillo recomendable para los ilusos que creen que las pirámides sociales son escalables. (No se trata de buscar la nobleza, sino de aceptar la bajeza de este delicioso, atroz, vulgar y grosero platillo)
5. Puede recordar, vagamente, a un plato fuerte llamado Lazarillo de Tormes. Esto se debe a la gran cantidad de chile que se le puede añadir a ambos (aunque se recomiendan raciones grotescas).
6. Es necesario tener mucho cuidado en la preparación del platillo porque de ese cuidado depende que Pablos llegue a la picardía, a la delincuencia y a la madurez novelesca del personaje.
Un saludo y no me maten.
Querido Quevedo:
ResponderEliminarTú de finales del siglo XVI y yo de finales del XX. Aquí va mi no rimado y nada métrico pequeño poema.
Entre sátiras,
y carcajadas bastante negras...
Me asfixio (contigo y con él).
Entre críticas
y unos buenos madrazos
llego a la conclusión de siempre: la submodernidad.
Entiendo y entiendes
que más allá de descripciones o de diálogos
hay personajes
definidos por sus acciones (y esto se lo saco a Todorov, si mal no recuerdo).
No tengas miedo,
hoy ya no te pueden colgar.
Saluda conmigo,
que no nos van a matar.
Ya no se trata de idealismos (eso es aburrido, pasado de moda y hasta cliché),
se trata de cinismo (y aquí se introduce una risa tan forzada y gutural como a ti te guste).
Érase un caballero de Santiago
ResponderEliminarque le escupía albures a un Buscón,
sin saber que al hacerlo, de un jalón,
llamaba al mal destino, siempre aciago.
Y es que, Don Francisco, no te hagas,
Que bien que te gustaban las tabernas,
Y mirar a las damas entrepiernas
Y apostar a los naipes tu honra y pagas.
¿Por qué si deseabas en secreto
ser uno de esos pícaros repillos
no les diste siquiera un buen soneto?
Pues aunque tú te rías, compañeros
eran los solitarios lazarillos
de tus hondos vacíos caballeros.
Sergio Reyes
A mí me parece que no sólo tienes aquí una receta para El Buscón sino que una receta más general para la novelita picaresca. Has creído con mucho éxito una descripcion de la forma básica de ambos El Lazarillo y El Buscón. Hay todos los aspectos vitales para creer una novela sobre la vida de un pícaro: la protagonista de morales debatativos y aspiraciones altas, una porción generosa de ladrones de influencia mala, y otros personajes de cada nivel social para representar las sociedad. Con algunos cambios pequeños, esa pueda describir perfectamente El Lazarillo.
ResponderEliminarTambién admiro tu reproducción del tono crítico de Quevedo por este post. El sarcasmo y la hipérbola están importantísimos pero también es importante que sea indirectos y casi escondidos adentro de otro sujeto. Por eso, como dijiste, la obra no se escribió para los estómagos débiles.
Me hiciste reir mucho. Me parece muy pertinente la escritura de ésta receta, ya que va muy de acuerdo con el humor acido y negro de la picaresca y en especial de Quevedo.
ResponderEliminarAndrea R
adrian felicidades , no sabes como he disfrutado de tu receta, me gusto mucho la hiperbole y como convinaste los juegos de palabras
ResponderEliminarMe recuerda algo... ¿Que será?
ResponderEliminarLos olvidados títeres en frascos y yo, complacidos con tu comentario, es un mejor resumen que el de Wikipedia, tal vez no ayude mucho a los colegiales que busquen hacer su tarea. Creo que encaminaste la receta a un curso superior.
No es mi opinión, me lo dijo un Boing (Cita de Andrea R)
Andrea M