10 septiembre 2010

Nadando contracorriente

Porque siempre va a existir un pícaro (o al menos un joven, a veces anónimo, al que le guste llevarnos la contraria).

¿Qué es la literatura? No tengo la más mínima idea (y eso que estudio la carrera que lleva ese nombre), hasta la fecha ninguno de mis profesores se ha atrevido a definirla (tal vez porque ni Todorov, ni Barthes, ni Greimas lo han logrado exitosamente). Lo único que podría decir, con casi (acentuando la palabra casi) total seguridad, es que un movimiento literario nace, usualmente, como respuesta o contracorriente del movimiento anterior. Un claro ejemplo de lo anteriormente planteado es que la literatura renacentista española nace como contraposición de la literatura española medieval; mientras que en el medievo se suele practicar la escolástica y Dios se vuelve uno de los temas centrales de discusión, el renacimiento se caracteriza por su clasicismo, su antropocentrismo, su objetividad, su equilibrio y armonía, su ideal heroico y su tendencia a la ejemplificación y al didactismo (en muy resumidas cuentas).
     En la Brevísima relación de la destrucción de las Indias de nuestro conocido Fray Bartolomé de las Casas es claro el enfoque antropocentrista (me permito inventar esta palabra cuyo significado se sobreentiende) de su prosa. De las Casas está preocupado por el encontronazo de culturas que se lleva a cabo en México durante la conquista. En su texto podemos dejarnos impactar por la cantidad de recursos retóricos utilizados por el autor, aunque creo que la metáfora más cruda que encontramos (y la más impactante también) es cuando compara a los indígenas con corderos que están siendo devorados por feroces lobos españoles. Sin embargo, si nos adentramos un poquito más en la prosa (y nos exponemos a fuertes críticas), el texto de la Brevísima no es un texto autobiográfico o biográfico pero se debe tener especial cuidado entre la historia y la Historia (como bien nos advierte Paul Ricoeur): ¿hasta que punto se ha visto este texto modificado por la perspectiva de Fray Bartolomé de las Casas? ¿cómo podemos distinguir la historia ficcionalizada de la Historia que realmente tomó lugar?.
     En cambio, en el Menosprecio de Corte y alabanza de la aldea, de Antonio de Guevara, podemos descubrir la objetividad de la que hablábamos previamente. Entiéndase objetividad como el intento de retratar la vida cotidiana, y, en este caso, también criticar la vida de la ciudad y alabar la vida del pueblo: el beatus ille. Un aspecto importantísimo de la prosa de Guevara es su equilibrio y armonía, así como su tendencia a la ejemplificación y al didactismo; probablemente fue esto último lo que le ganó el ser una especie de Stephanie Meyer del siglo de oro español.
     En 1508, llega a España el caballero ideal en armadura reluciente bajo el nombre de Amadís de Gaula. Es en este texto de Garci Rodríguez de Montalvo donde probablemente se nota con mayor claridad el clasicismo renacentista, el equilibrio y la armonía de la prosa y el ideal heroico. El Amadís es el ideal canónico del valiente héroe, de la bella dama y de las aventuras en busca tanto de la honra como del honor. Y, por si fuera poco, también es notable el comienzo del desarrollo del cronotopo de la novela caballeresca con el juego de tiempos y de fantasías.
     ¿Cómo atreverse a dejar a un lado a La lozana andaluza? Siendo esta obra descendiente de nuestra bien querida Celestina. Creo que la mayor característica renacentista de esta obra es, como en la obra de Guevara, la objetividad o ese intento de retratar la vida cotidiana, en este caso de Roma. ¿Con qué fines se buscó pintar la supuesta realidad sodomesca de ésta ciudad? Bueno, bien podríamos comenzar con temas de justificación y complot. Sin embargo, lo que preferiría resaltar de esta obra es la mentalidad picaresca de la mejor prostituta de Roma. ¿Con qué afán quiero resaltar la agilidad mental de la prostituta? Bueno, señoras y señores, porque es a través de ella que planeo comenzar a hablar de mis dos personajes favoritos hasta este momento: de Lázaro y de don Pablos. Son el Lazarillo de Tormes y La vida del buscón don Pablos mis dos obras favoritas, del la literatura del siglo de oro español, hasta ahorita y justifico esto diciendo: en ambas obras podemos encontrar brochazos de clasicismo, objetividad, ejemplificación y didactismo siendo contrarrestadas por rayones de subjetividad e ideales antiheroicos. Es en este punto dónde encuentro la teoría del otro de Bajtín como fundamental para entender la prosa renacentista y, en específico, la novela picaresca. Bajtín, en su ensayo Autor y héroe en la actividad estética, nos permite descubrir que hay tres construcciones importantes en el héroe: el yo-para-mí, el yo-para-el otro y el yo-para-un tercero (llámese Dios o la futura sociedad que juzgará la obra). Creo que Lázaro y don Pablos son dos pícaros, antiheroes o excelentes sátiras del ideal caballerezco que necesitan del público (el yo-para-el otro y el yo-para-un tercero) para concretizarse, para existir y para criticar la pirámide social.
     Me permito concluir esta breve reflexión (o ensayo si así quieren llamarlo) citando a Claudio Guillén y a Fernando Lázaro Carreter:
Las dos novelas se acoplan en la imaginación o la memoria de los lectores, formando grupo, y que este género rudimentario alcanza algo como una vida propia, sugerente, que incita a la imaginación. No es la obra individual [...] la que crea el género, desde luego sino el lector.[...] El factor más importante aquí es sin duda el menos conocido: el público” (Constitución de un género: La novela picaresca, 471).
Al fin y al cabo en el mismo libro del Lazarillo de Tormes nuestro autor anónimo nos dice que “¿Quién piensa que el soldado, que es primero de la escala, tiene más aborrecido el vivir? No por cierto. Mas el deseo de alabanza le hace ponerse al peligro; y así en las artes y letras es lo mesmo" (Lazarillo de Tormes, 3). Entiéndase por medio de ésta cita que el autor siempre va a esperar la concretización de su obra por parte de su lector, por parte de ese otro.

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